Faltaban casi diez minutos para la hora de entrada cuando, puntual como siempre, el profesor de Ciencias Naturales entró en el salón, cargando un pequeño manojo con papeles. Traía puesta ropa casual, aunque con corbata (política del colegio), y una bata blanca, más que todo por tradición.
- Buenos días, muchachos -Saludó al par de estudiantes que estaban de antes en clases y se sentó, sacando una pluma del bolsillo de su bata para comenzar a escribir algunas frases impresionantes para decir a sus alumnos a lo largo de la clase, aunque sabía que no las leería, nunca lo hacía.
Espero cinco minutos y se levantó yendo hacia la puerta, donde esperó al resto de los estudiantes. Eran de tercero y debían aprender de la puntualidad.
- Es algo básico - masculló, mientras sonreía casi intimidante a algunos que venían llegando justo a tiempo. Pobres de aquellos que llegasen luego del timbre.
- Buenos días, muchachos -Saludó al par de estudiantes que estaban de antes en clases y se sentó, sacando una pluma del bolsillo de su bata para comenzar a escribir algunas frases impresionantes para decir a sus alumnos a lo largo de la clase, aunque sabía que no las leería, nunca lo hacía.
Espero cinco minutos y se levantó yendo hacia la puerta, donde esperó al resto de los estudiantes. Eran de tercero y debían aprender de la puntualidad.
- Es algo básico - masculló, mientras sonreía casi intimidante a algunos que venían llegando justo a tiempo. Pobres de aquellos que llegasen luego del timbre.