Un país sin lugares en los que divertirse. Demasiado serios y formales, demasiado pendientes de ser educados y otras muchas cosas le habían dicho de los japoneses.
En definitiva, era uno de los peores países en los que tener que vivir para alguien como él. Sin bromas ni hacer el tonto ¿para qué estaba la vida? Eran todos demasiado serios y distantes, ¡un poco de salero!
Desde luego, lo suyo no era investigar ni nada por el estilo. Sus padres lo habían machacado al hacerle aprender japones y sus correctas formas con un profesor particular para después dejarlo tirado por aquí pero de todas maneras él no concevía un país sin sitios de diversión.
Fue por eso que compró una guía turística. Todo habían sido monumentos e historia que pasó por algo hasta llegar a este barrio. Y ahora que estaba aquí no podía perder oportunidad de conocerlo.
Recorría sus calles intentando que todas la luces, los colores y el ritmo frenético no despistaran sus sentidos a la vez que los disfrutaba.
Japón podía no ser tan aburrido después de todo.
En definitiva, era uno de los peores países en los que tener que vivir para alguien como él. Sin bromas ni hacer el tonto ¿para qué estaba la vida? Eran todos demasiado serios y distantes, ¡un poco de salero!
Desde luego, lo suyo no era investigar ni nada por el estilo. Sus padres lo habían machacado al hacerle aprender japones y sus correctas formas con un profesor particular para después dejarlo tirado por aquí pero de todas maneras él no concevía un país sin sitios de diversión.
Fue por eso que compró una guía turística. Todo habían sido monumentos e historia que pasó por algo hasta llegar a este barrio. Y ahora que estaba aquí no podía perder oportunidad de conocerlo.
Recorría sus calles intentando que todas la luces, los colores y el ritmo frenético no despistaran sus sentidos a la vez que los disfrutaba.
Japón podía no ser tan aburrido después de todo.