Después de terminar su jornada laboral, Francis Bonnefoy hábía ido a buscarle al despacho tal y como había dicho en su visita anterior.
Ya sin su uniforme de cocinero, llevaba un traje demasiado elegante como para tratarse de una simple salida nocturna con un aún mas simple compañero de trabajo. Aún así no le dió mucha importancia.
En todo momento siguió a Francis por aquellas calles luminosas y abarrotadas, donde mas de 20 normas de conducta eran rotas a cada minuto. Agitó la cabeza. No, ahora no estaba trabajando, debía relajarse.
Miró la espalda del rubio al que seguía, intentando averiguar como es que conocía un lugar tan fiestero como aquel tan bien...
Ya sin su uniforme de cocinero, llevaba un traje demasiado elegante como para tratarse de una simple salida nocturna con un aún mas simple compañero de trabajo. Aún así no le dió mucha importancia.
En todo momento siguió a Francis por aquellas calles luminosas y abarrotadas, donde mas de 20 normas de conducta eran rotas a cada minuto. Agitó la cabeza. No, ahora no estaba trabajando, debía relajarse.
Miró la espalda del rubio al que seguía, intentando averiguar como es que conocía un lugar tan fiestero como aquel tan bien...