Arthur Kirkland Mar Ago 11, 2009 7:50 pm
Maldijo los primeros segundos en que el mayor se quitó la camisa, porque en cuanto lo hizo no le dejó tocar aquella tersa piel, sino que volvió a bajar para con él, quitándole los pantalones y bajándole los boxers casi de un tirón, dejando así la mirada del británico inmersa en la piel desnuda del mayor, relamiéndose y respirando sumamente agitado, con notorio deseo de probarle. Durante unos segundos, muy torpes y borrosos, creyó ver unas pequeñas marcas en un costado, y a razón de ello una de sus manos se dirigió hacia aquel costado, pasando la yema de dos de sus dedos por lo que creía eran marcas, justo antes de que Kiku le hablase con esa voz tan… condenadamente sensual y suya.
“¿Eh…? E-espera… ¿e-estas seguro…, Kiku? Ah…”No llegó a moverse en ninguna dirección cuando le quitó sus prendas bajas, tragando saliva y mirándole agitado desde su lugar, sintiendo el vaivén en su pecho acelerarse cuando vio como Kiku bajaba y como a la vez sus piernas se abrían, guiadas en parte por el instinto y en parte por el deseo que no aceptaría tener de volver a sentir aquella boca allí, lamiéndole y chupándole como si fuese alguna especie de fruta. “¡A-ahh…! ¡Nhh! ¡Ki-…Kiku! Mhh… o-ohh, God…” Apretó sus ojos, inmerso en el calor de la situación y el placer de la misma, y sin saber si pedirle más, pedirle que parase o simplemente quedarse callado, gimiendo, aunque aparentemente había optado por la última en cuanto el otro le succionaba de forma torturadora y subía hacia su cuello, sin dejar la atención. – Es… cruel…- Gimió en su mente, pues el japonés le hablaba con una voz en la que no parecía verse afectado, y más encima al hablar lo masturbaba, mientras él se esforzaba por no gritar demasiado. Era cruel, sí pero… era terriblemente excitante también.
No pudo hacer más que balbucear su nombre dificultosamente cuando le habló entre lamidas a su cuello, apretando sus ojos y sintiendo su cabeza estallar, con los cabellos de la frente pegados a ésta por el sudor, mientras sus brazos que le sostenían contra el colchón temblaban, sintiendo que pronto le caería la camisa de los hombros. Y esto ocurrió a medias, en uno de los hombros, cuando un nuevo espasmo le recorrió; no necesitaba mirar absolutamente nada como para saber lo que aquella boca estaba volviendo a hacer, sintiendo sus ojos humedecerse de puro placer y vergüenza.
Tragó saliva con una mezcla de lujuria y pena cuando vio a Kiku toser, sin poder prestarle mucha atención porque a los segundos el mayor empezaba a masturbarle más rápidamente y a la vez, su lengua comenzaba a pasearse por sus muslos y testículos con deseo, logrando en pocos momentos que, tras unos gritos de tono progresivo y un arqueamiento que terminó con él hundiéndose al colchón, el rubio eyaculase entre los dedos del asiático, gimiendo aún después de hacerlo.
“¡AHHH! ¡¡Kiku!! ¡Ahhhn…! Ah…” Respiró agitado y descargando en aquellos gritos la poca resistencia que había tenido antes, entreabriendo sus ojos y bajando su mirada para ver los profundos ojos de su amado que se dirigían hacia él, intentando aún regularizar su respiración. “…N-no pude…aguantar más…” Susurró, casi en forma de disculpa y bastante avergonzado; en realidad, él nunca se había imaginado a Kiku así de… apasionado o experimentado como le mostraba que era, pero en realidad, tampoco le importaba… él lo amaba.